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 Política Politics


Sin victorias electorales desde hace 5 años y sin líder, el Congreso tiene difícil la supervivencia

La aplastante victoria del Bharatiya Janata Party (BJP) del primer ministro, Narendra Modi, dio lugar a que multitud de comentaristas anunciaran una refundación de la República India. Grosso modo, éstos comentaristas hablaban de que los 67 años que van desde la independencia de la India en 1947 hasta 2014, de los cuales el Partido del Congreso gobernó 60, constituyen una suerte de I República marcada por las políticas socialistas y el laicismo, mientras que desde 2014, el BJP de Modi impondrá el neoliberalismo y la confesionalidad.

El Congreso, antes de ser un partido, el partido regido por la dinastía Nehru-Gandhi, fue un movimiento, el que liberó a la India del colonialismo británico. Sus primeros líderes, Mahatma Gandhi y el ex primer ministro Jawaharlal Nehru, fueron los padres fundadores que toda nación quisiera haber tenido. Eran, a grandes rasgos, hombres de acción, grandes ideales, sólidos intelectuales, finos estrategas y seres humanos de gran valía moral.

Pero como en todas las familias y organizaciones humanas, la raza decae y actualmente, el Congreso lo rige la nuera italiana del nieto de Nehru (la habil y sorprendentemente buena estratega Sonia Gandhi) y el bisnieto de Nehru, RahulDespués de las victorias de 2004 y 2009 y enferma de cáncer (aunque ya recuperada), Sonia pensó que había cumplido su misión de Gandhi y obligó a su hijo mayor, Rahul a tomar las riendas del partido de cara a las elecciones de 2014. Rahul, un chico amable de inciertos estudios y total desinterés por la política, rozó el ridículo tanto en su campaña, como en los resultados electorales, dejando al Congreso a las puertas de la irrelevancia política.

Durante todo este año, han continuado los rumores cíclicos sobre una posible elevación del ausente Rahul a la presidencia del Congreso. todos han quedado desmentidos después. Rahul era completamente honesto cuando en plena campaña electoral de 2014 calificó a la política como de "veneno". No es de extrañar, el joven Rahul vio como asesinaban a su abuela Indira y a su padre Rajiv.

Los resultados de las elecciones estatales habidos durante todo este año no han hecho sino confirmar que el Congreso decae a una velocidad que incluso los comentaristas citados no previeron. En octubre, de cara a las importantes elecciones en Bihar, el Congreso forma parte de una coalición de izquierdas y laica compuesta por partidos casteistas locales. Aún así, pocos auguran que el Gran Partido reviva en una India que no entiende de dinastías sino de meritocracia y que se hartó de contemplar como los Gandhi y sus adláteres engordaban sus cuentas en Suiza, mientras la miseria prevalece en el resto del país.

El Congreso está muerto pero hay quien prefiere no enterrarlo. La falta de liderazgo y los malos resultados electorales no suponen una novedad para este partido. Cierto, pero nunca en estos dos indicadores, el Congreso había estado tan bajo, a un paso de la desaparición política. 




 Economía Economy


Los sindicatos se oponen a la ley, amenazando con la huelga

Una de las primeras leyes que aprobó la India independiente, capitaneada por el primer ministro de entonces, Jawaharlal Nehru, fue la de una legislación laboral muy garantista de los derechos de los trabajadores. Los empresarios, desde hace décadas, se quejan de que esta ley es la principal culpable de que la India nunca pudiera despegar como potencia industrial.

Aducen que una vez que contratan a un trabajador, es imposible despedirlo. Y también, se quejan de que si sobrepasan el puñado de obreros, los inspectores de trabajo caen sobre ellos demandándoles un sinfín de procesos administrativos, muchos de los cuales encubren la petición de un pago bajo mesa para aligerar el trámite. Así que les impide contratar masívamente y así florece el mercado negro, la economía sumergida y un sector industrial formado, en un 99%, por empresas micro o pequeñas empresas que funcionan al margen de la ley y no pagan  sus impuestos.

Como con muchas de las reformas económicas que quiere imponer Modi, hay que fijarse en las que el estado de Rayastán lleva aprobando desde 2013. Esta reforma laboral reduce la representatividad sindical pero también los condiciones para contratar a mayor numero de trabajadores y despedirlos de manera más fácil. Dado el precedente, los sindicatos convocaron a principios de este mes la 4 huelga general desde 2009 y la primera a la que se enfrenta Modi. 

Ante la imposibilidad de llevar a cabo estas reformas desde el Gobierno central, ya que su partido carece de mayoría suficiente en la Cámara Alta, Modi está urgiendo a los estados afines (el BJP controla la mayoría ) para que lleven a cabo las reformas. Esto ocurre en aparente fraude constitucional, reso según el servicio jurídico del BJP es perfectamente posible como demostró el mismo Modi cuando era jefe del ejecutivo del estado de Guyarat. Este posibilisimo político puede durar hasta que, en 2017, Modi pueda hacerse (siempre que le siga sonriendo la fortuna electoral) con el control de ambas cámaras. 




 Sociedad Social 


¿Qué pasaría con la India si se quedara sin monzón?

Esta es la pregunta que se hizo hace unas semanas "The Economist". Seguirá habiendo monzón en la India, la estación de las lluvias. Sin embargo, el peligro está que éstas son cada vez más irregulares, de modo que, unos años escasea y otros abunda en algunas partes dando lugar a inundaciones como las que anegaron Cachemira el pasado año.

El Monzón llega a la India tras el duro estío de los meses de abril mayo y junio en los que el termómetro llegó a sobrepasar en 1956 los 50 grados en el desierto de Rayastán. El monzón y sus lluvias se reciben como si se tratara de un renacimiento. Es la época en la que la fertilidad y la abundancia se adueña de todo, desde las pantallas de Bollywood hasta las calles. 

Por el contrario, un monzón escaso deja un rastro de miseria y muerte en el mundo rural. Los agricultores, incapaces de pagar sus deudas se suicidan a millares. Las previsiones sobre el cambio climático no son nada alentadoras a este respecto. Incluso se habla  de que, en el futuro, los monzones vendrán por rachas. Unas veces traerán inundaciones y otras desaparecerán en una serie de años malos, cuyos efectos no solo se sentirían en el campo, sino también en las ciudades, obligadas a acoger a decenas de millones de refugiados víctimas de la sequía. 

El monzón aporta la lluvia necesaria para sostener las cosechas de las que viven dos terceras partes de la población india que aún trabajan en el campo. Una sucesión de malos monzones dejaría a la India sin el sustento alimentario, una inflación que pondría en peligro el ya delicado equilibrio macro económico y las cuentas publicas del estado. 

A pesar de todos estos indicadores, el Gobierno indio es reacio a mostrarse activo en las negociaciones sobre el cambio climático. Ante la Cumbre del París, no parece que el Gobierno indio tenga muchas intenciones de significar su participación y contribuir a evitar el calentamiento global, cuyas consecuencias pondrían en peligro la existencia de la India como la conocemos.

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